"La Sublevación de Huancho"
Los campesinos de la comunidad de Huancho, en el distrito de Huancané, obligados a prestar servicios a las autoridades, como mitanis, muleros, pongos, yanasis, ele., con el apoyo del Comité Pro Derecho Indígena Tahuantinsuyo, formaron la filial de Huancané, dirigidos por los campesinos Mariano Pak'o, Carlosín Condori (Carlos Condorena), Antonio F. Luque y otros más. Sus contactos con el Comité Pro Derecho Indígena, les permitieron conocer c invocar el cumplimiento de una serie de leyes e instituciones creadas por el Estado para la protección de los derechos de los ciudadanos indígenas, tales como:
- Prohibición del contrato por sistema de reclutamiento o enganche de peones indígenas para trabajos públicos o particulares, bajo pena de un año de cárcel (noviembre de 1909 Pte.Leguía).
- Establecimiento de salario mínimo en el trabajo personal de los indígenas, debiendo ser remunerado con dinero en efectivo (octubre de 1916 Ptc. José Pardo).
- En la Constitución Política de 1920 se reconoce la existencia legal de las Comunidades de Indígenas y sus bienes y territorio son imprescriptibles.
- Creación de la sección de Asuntos Indígenas en el Ministerio de Fomento, cuyas atribuciones eran: Investigar y estudiar la situación de los indígenas; inspeccionar y vigilar el cumplimiento de las leyes vigentes; atender las quejas y reclamos; proponer medidas para amparar la raza indígena de los abusos y exacciones que pudieran ser víctimas; etc. (setiembre de 1921 Pte. Leguía).
- Creación del Patronato de la Raza Indígena, por Decreto Supremo, para organizar la protección y defensa de los indígenas, estimular su más adecuado desenvolvimiento cultural y económico. Siendo el Ministerio de Fomento encargado en organizar las Juntas Departamentales y Provinciales (mayo de 1922 Pte.Leguía).
- Prohibición en lo absoluto de prestar servicios gratuitos y obligados bajo las denominaciones de: "Alcaldes de vara", "agentes", "celadores municipales", "guardias de cárcel", "pongos", "semaneros", "alguaciles", etc., enlodas las provincias del sur, mediante Ley dada por el Congreso Regional del Sur, en la ciudad de Moquegua, en julio de 1922 y promulgado por el Presidente de la República en octubre de 1922. Estableciéndose sanciones de destitución inmediata e inhabilitación para ejercer funciones públicas a todas las autoridades civiles y militares, que lo incumplan.
Conocidos los dispositivos que legislaban sobre las condiciones sociales de los pobladores indígenas, generados a partir de la Constitución de 1920 y las corrientes políticas del país, entre ellas la formación del Comité Pro Indígena Tahuantinsuyo en 1920 y su filial de Huancane, liderada por Mariano Pak'o y Cari (ver foto) o sin Condori (Carlos Condorena), los campesinos aymarás de la provincia de Huancane expresaron insistentemente su protesta por las exigencias de las autoridades de los distritos de la provincia para la servidumbre de "pongos", "mitanis", "yanasis" (trabajo gratuito en las propiedades de las autoridades), y otros servicios más, originándose en la comunidad de Huancho diversas reuniones para evitar esta servidumbre. Para ello acordaron viajar a la ciudad de Lima para solicitar al Presidente de la República, A.B. Leguía, su autorización para fundar un pueblo que sea autónomo frente a Huancané. Al parecer tuvieron el apoyo y recibieron un plano de la ciudad de Lima, como modelo, ello fue en verano de 1922.
Antonio Francisco Luque Luque
De retorno procedieron a fundar la nueva Capital de la Provincia, comunicando de tal hecho a los campesinos de todos los distritos. De este modo se rebelaron pacíficamente ante los abusos de las autoridades, y se negaron a cumplir con la servidumbre requerida.
Sin embargo el 3 de diciembre de 1923 se produjo una rebelión armada en Vilqucchico, Inchupalla, Moho, Rosaspata y Cojata, la cual fue reprimida violentamente por tropas del ejercito, enviadas desde Puno por vía lacustre y terrestre. El 16 de diciembre los campesinos de Huancho cercaron el pueblo de Huancané, lo cual habría sido acordado en un Congreso Indígena, con delegados de varias provincias, en Huancho, con apoyo o auspicio del Comité Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo y de la Federación Indígena Obrera Regional del Sur.
Mujer aymara de Acora 1920
Los sublevados exigieron la devolución de tierras usurpadas a las comunidades, la creación de escuelas y el castigo para quienes hubieran victimado indígenas. El movimiento fue sofocado con la presencia del ejército y los grupos armados auspiciados por las autoridades y hacendados de Huancané. Las fuerzas oficiales procedieron a saquear el ganado de las comunidades, a quemar las viviendas y los locales escolares, así como destruir el naciente pueblo de Huancho Lima; los días 28 y 29 de diciembre procedieron a repartirse el botín sustraído a los campesinos.
En enero del año siguiente, 1924, se capturó a muchos implicados, entre ellos a Mariano Luque y Mariano Pak'o, los cuales fueron fusilados y arrojados al río, sobreviviendo este último de manera increíble. La represalia se dio en todos los distritos involucrados, ocurriendo enfrentamientos y fusilamiento de los sublevados, quienes portaban hondas, piedras, ligüis, palos y pocas armas de fuego.
Como consecuencia de la sublevación se produjo y originó la expansión de las haciendas y la aparición de nuevos terratenientes, mediante documentos fraguados y escrituras simuladas de compra venta, legalizando de este modo el despojo y convirtiendo a los comuneros en colonos de las nuevas haciendas. El juicio a los detenidos fue suspendido mediante una ley de amnistía en 1928.
En este lapso se dispone por Decreto Supremo, julio de 1925, el levantamiento de Planos Catastrales de las tierras de propiedad de las Comunidades Indígenas y en agosto del mismo año, por Resolución Suprema y de acuerdo a la Constitución de 1920, se apertura el Registro Oficial de Comunidades Indígenas, para su reconocimiento e inscripción oficial, con el objeto de otorgarles personería jurídica, bastando para ello, a falta de títulos de propiedad de sus tierras, la presentación del plano de las tierras que ocupaban.
Las rebeliones de la población indígena se dieron como consecuencia de la actitud abusiva y prepotente de los hacendados y medianos propietarios, quienes además de ser las autoridades principales de los pueblos, pretendían ampliar sus haciendas, contar con servicios gratuitos por parte de los campesinos y ser subvencionados por la población indígena, tanto quechua, aymara o uro. Esta pretensión se debía al requerimiento de productos, especialmente de lana de ovino, por parte de las empresas exportadoras, las cuales estaban establecidas en Arequipa, Puno y Juliaca, así como en los más importantes lavaderos de lana. Todo ello había generado una actividad comercial muy intensa, que demandaba además diversos servicios y la comercialización de bienes mediante empresas importadoras, las cuales se ubicaron cerca de la frontera: Yunguyo, Desaguadero, Moho y principalmente en Moliendo y Arequipa.
(Condensado del libro Etnohistoria del Altiplano, J.Palao,2005)
1 comentario:
Soy huancheño y lo que esta escrito es solo un extracto de la verdadera historia pero buen trabajo para alguien ajeno a estas tierras
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